Como mencioné en mi blog anterior, la diferencia entre los tipos de amenazas internas se reduce a la motivación. Analizar los fundamentos psicológicos de un caso de amenaza interna es una tarea compleja porque hay pocas pruebas y escasos datos públicos sobre incidentes de amenazas internas. Mi formación universitaria fue en ciencias del comportamiento y, aunque mi carrera profesional no siguió ese camino, siempre he mantenido un gran interés por comprender la relación entre motivación y acción. David L. Charney escribió un interesante libro blanco basado en su investigación, que incluye a varios espías infames como Robert P. Hanssen (FBI) y Brian P. Regan (Fuerzas Aéreas de EE.UU.) y que da una idea de la verdadera psicología del espía con información privilegiada.
El triángulo del fraude
La teoría del triángulo del fraude se centra en los desencadenantes que sientan las bases para que el infiltrado se convierta. En cambio, el modelo de múltiples etapas vitales considera una línea temporal mucho más larga, que incluye el periodo anterior, durante y posterior a un ataque.
Al igual que el triángulo del fraude, el modelo de etapas vitales múltiples comienza con las etapas de sensibilización y estrés. Las experiencias dolorosas en la infancia pueden dejar cicatrices y sensibilizar, pero no conducen necesariamente al espionaje interno.
Otros factores estresantes en el trabajo y en la vida privada (por ejemplo, una auditoría de Hacienda, un divorcio, un descenso de categoría) que se producen en un plazo corto (de 6 a 12 meses) pueden convertirse en una espiral de estrés que, junto con un profundo sentimiento de estar desfavorecido, puede abrir al individuo a ciertas oportunidades. La decisión real de pasar a la acción se toma cuando el estrés se hace insoportable en la vida profesional o personal, o en ambas.
Cuidado con la burbuja personal
En el triángulo del fraude -cuando la racionalización del posible espionaje o robo entra en acción- el infiltrado crea una burbuja personal dentro de la cual todo tiene perfecto sentido y las acciones son claras y están justificadas. Se niega una posible sensación de fracaso interior para afrontar el estrés climático y se proyecta la culpa hacia fuera, hacia los compañeros, el lugar de trabajo o las circunstancias vitales.
El insider crea un plan de revancha dentro de la burbuja personal, donde los problemas de dinero se resuelven y las presiones se alivian mediante una acción simple y completamente justificada. En esta fase, si hay un tercero implicado en el espionaje o robo interno, se necesita poco o ningún esfuerzo de reclutamiento, ya que el infiltrado se extiende y se auto-recluta en un esfuerzo por aliviar la presión interna. El clímax y la decisión suelen producirse en un breve plazo de 1 a 2 meses.
Luna de miel y ducha fría
Una vez tomada la decisión, el malintencionado entra en la fase de luna de miel, en la que se siente aliviado y se resuelven las presiones financieras, el estrés laboral o los problemas familiares. Todo tiene sentido ahora dentro de la burbuja personal.
Sin embargo, una vez que se alivia la presión, llega la realidad.
La burbuja personal se creó y las decisiones se tomaron mientras el infiltrado sentía una intensa presión interior. Una vez aliviadas estas presiones, el razonamiento que antes tenía todo el sentido resulta de repente difícil de seguir. El insider se queda con una impactante sensación de ducha fría: "¡¿En qué estaba pensando?!".
Tal y como lo describe Charney, el iniciado se enfrenta ahora a dos fracasos. El primero es la incapacidad para enfrentarse a la vida, que le ha creado enormes presiones internas. El segundo es estar atrapado en el papel de ladrón o traidor que no puede resolverse sin perder los logros de la vida y enfrentarse a un castigo.
No hay salida
No hay vuelta atrás para el infiltrado malintencionado. Dado que la decisión de robar información confidencial o espiar a una organización es altamente inaceptable y está penada por la ley, el insider -con remordimientos o sin ellos- no tiene forma de volver a la vieja realidad de una vida normal.
Los intrusos maliciosos robarán y espiarán activamente durante algún tiempo -ocultando sus acciones- y pueden entrar en lo que se denomina una etapa de latencia, en la que no hay actividad. Las fases de latencia y actividad pueden alternarse durante un periodo de meses a varios años.
La mayoría de los infiltrados que se convierten en malintencionados acaban enfrentándose al remordimiento y al miedo, así como a la constante incertidumbre de ser descubiertos. Como resultado, su detención final puede estar asociada a altos niveles de estrés, pero también puede suponer un alivio de la incertidumbre. Para algunos, la revelación pública de sus acciones puede constituir una demostración de sus capacidades técnicas y su sofisticación. Para otros, es otro vergonzoso punto de fracaso en la vida.
La fase final del castigo, que en la mayoría de los casos implica el encarcelamiento, suele ser la primera vez que reflexionan sobre sus actos. Anteriormente dividido entre la comparación con los demás, las presiones de la vida y las oportunidades, el aislamiento -físico, social o ambos- eliminará estas distracciones y proporcionará una visión más realista de la vida del recluso, sus malas decisiones y sus consecuencias.
En última instancia, es fundamental comprender la psicología de una amenaza interna si se quiere tener éxito a la hora de atraparla. Todavía no he visto una tecnología que pueda detectar si alguien está a punto de alcanzar un punto de inflexión basado en factores de estrés, pero por suerte Vectra Cognito puede detectar si están empezando a actuar maliciosamente.
Es el Mes nacional de concienciación sobre las amenazas internas. Si desea saber cómo puede ayudarle Vectra , puede programar una demostración.