Las Amenazas Persistentes Avanzadas (APT) son ciberataques sofisticados y a largo plazo, normalmente llevados a cabo por adversarios con muchos recursos, como naciones-estado o grupos criminales organizados. Estos ataques se planifican y ejecutan meticulosamente para infiltrarse en una red objetivo, pasar desapercibidos durante largos periodos de tiempo y filtrar datos valiosos o causar daños sistémicos.
Las APT se diferencian de otros tipos de ciberataques por su persistencia, que permite a los atacantes moverse lateralmente por la red, escalar privilegios y adaptarse continuamente a las defensas sin hacer saltar las alarmas de inmediato. Su objetivo son los activos de gran valor, como la propiedad intelectual, la información clasificada o los sistemas de infraestructuras críticas.
El ciclo de vida de un APT suele incluir las siguientes fases:
Varias APT de gran repercusión han afectado a organizaciones de todo el mundo, entre ellas:
He aquí un desglose de los retos que plantean las APT y las posibles soluciones para los equipos de los SOC:
La plataforma Vectra AI está diseñada para detectar las señales sutiles asociadas a las APT que los sistemas de seguridad tradicionales pueden pasar por alto. Al aprovechar la IA y el aprendizaje automático, Vectra puede identificar comportamientos anómalos, movimientos laterales y escalada de privilegios en su red. Esto ayuda a los equipos SOC a actuar rápidamente antes de que una APT cause daños significativos. Explore una demostración autoguiada de cómo Vectra AI puede mejorar sus capacidades de detección y proteger su entorno contra las APT.
Una APT es una campaña de ataques selectivos en la que un usuario no autorizado accede a una red y permanece sin ser detectado durante un largo periodo de tiempo. El objetivo suele ser vigilar la actividad de la red y extraer información valiosa en lugar de causar daños inmediatos.
Las APT se diferencian de otras amenazas por su nivel de sofisticación, la persistencia de su presencia en una red y su capacidad para eludir la detección. Suelen estar respaldadas por importantes recursos y se dirigen a objetivos específicos, lo que las hace más peligrosas que las ciberamenazas convencionales.
Los TTP más comunes incluyen el phishing para obtener el acceso inicial, la explotación de vulnerabilidades para entrar en la red, el establecimiento de puertas traseras para la persistencia, el uso de malware para explorar la red y la exfiltración de datos. Los actores de APT suelen utilizar el cifrado y la ofuscación para ocultar sus actividades.
Detectar las actividades de las APT implica vigilar el tráfico de red inusual, los flujos de datos inesperados, las irregularidades en el comportamiento de los usuarios y los signos de malware conocido o de herramientas utilizadas habitualmente por los grupos APT. Las soluciones de seguridad avanzadas y la inteligencia sobre amenazas pueden mejorar las capacidades de detección.
Las estrategias de prevención incluyen la implantación de controles de acceso estrictos, la formación periódica de los empleados en materia de seguridad, la actualización de los sistemas y el software, la protección de los puntos finales y la segmentación de la red, así como la utilización de inteligencia sobre amenazas para mantenerse informado sobre posibles tácticas de APT e indicadores de peligro.
La planificación de la respuesta a incidentes es crucial para mitigar el impacto de las APT. Un plan bien preparado permite a las organizaciones contener y erradicar rápidamente las amenazas, evaluar y reparar los daños y restablecer las operaciones, al tiempo que aprenden del ataque para reforzar futuras defensas.
La IA y el ML pueden mejorar significativamente las estrategias de defensa frente a las APT mediante el análisis de grandes cantidades de datos para identificar patrones y anomalías indicativos de actividades de APT. Estas tecnologías pueden automatizar la detección de amenazas sofisticadas y acelerar los tiempos de respuesta.
La concienciación de los empleados en materia de ciberseguridad es vital para defenderse de las APT, ya que los errores humanos suelen ser el punto de entrada inicial de los atacantes. La formación periódica puede ayudar al personal a reconocer los intentos de phishing y otras tácticas de ingeniería social utilizadas por los grupos de APT.
La inteligencia sobre amenazas proporciona información sobre las últimas tácticas, técnicas y procedimientos de las APT, lo que ayuda a las organizaciones a anticiparse a posibles ataques y adaptar sus defensas en consecuencia. El intercambio de información con otras empresas del sector también puede mejorar las medidas de seguridad colectivas.
Las estrategias a largo plazo incluyen la inversión en tecnologías de seguridad avanzadas, el fomento de una cultura de concienciación sobre la seguridad, la revisión y actualización periódicas de las políticas de seguridad, y la realización de un seguimiento continuo y la caza de amenazas para identificarlas y mitigarlas de forma proactiva.